¿Por qué nos gustan los héroes?
Esa es mi reflexión de hoy. Todos vemos héroes ficticios en las películas,
series, libros y cómics y nos hacen sentir tan bien, aunque no existan de
verdad, la mayoría de las personas, por mucha o poca inteligencia que tengan,
admiran a alguno. ¿Por qué ocurre esto?...
Pienso que la razón es muy
sencilla, los héroes tienen fuerza, no solo física, sino fuerza psicológica
para aguantar los duros avatares de la vida. Y consciente o inconscientemente
admiramos esa fuerza. En cambio, nosotros, como humanos normales y corrientes,
nos hundimos, nos deprimimos, sufrimos y nos desesperamos.
Los superhéroes que tanto
admiramos son ficticios, qué sería de Superman o de Spiderman o de los X-men
sin sus superpoderes, serían como nosotros, sufrirían igual, serían
vulnerables, y lo más importante es que serían vulnerables psicológicamente
también, porque lo más difícil es ser fuerte psicológicamente. Pocas personas
tienen tanta fuerza para no hundirse. Somos humanos, sin más, sino… seríamos
dioses.
Muchos de vosotros me habéis
escuchado, o habéis leído que otras veces he escrito que admiro a héroes
reales, como William Wallas, porque él hizo todas esas hazañas heroicas siendo
humano, sin poderes. Es posible a veces, que haya héroes que hacen grandes
hazañas en la realidad. Pero es muy difícil, y supongo que son fruto de la
desesperación del momento, fruto del sacrificio.
Igualmente, en la mayoría de las
personas la fuerza, está supeditada a la salud, las responsabilidades, o el
entorno que les rodea. La fuerza psicológica depende mucho del entorno, y por
tanto, aunque no queramos, todo depende de la sociedad, del grupo.
Y por todo ello pienso que los
verdaderos héroes o las personas que hay que admirar son esas que tienen fuerza
de voluntad, esas que no se rinden, da igual si están enfermos o heridos, da
igual si están pasando una mala racha, si sopla el viento, si hay un huracán, ellos
continúan, adelante, día tras día, y nunca pierden las ganas. Yo quisiera ser
así, tener esa fuerza, esa voluntad. Y pienso que a ellos hay que admirar.
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